martes, 23 de noviembre de 2010

Guerra por una curul

El ambiente navideño inunda el quehacer de fin de año, mientras queda atrás el movimiento electoral regional y municipal que tuvo un corolario de suspenso, espera y desesperación ante la incapacidad de los entes electorales para oficializar los resultados.

Pero, esta tranquilidad a la que volvíamos después del proceso del 03 de octubre se ve interrumpida, no por las actividades de fin de año, sino por el inicio de la campaña proselitista de varios personajes que buscan un cupo en las listas de los partidos políticos para pretender una curul en las próximas elecciones generales de abril de 2011.

La guerra por integrar las listas de candidatos al parlamento está declarada en varias tiendas políticas; primero, por conseguir un cupo y, segundo, por ocupar el número uno en la lista. El primer lugar en la relación de candidatos es fundamental.

Llevar el número uno le permite al candidato presentarte como el “mejor” de la lista de su partido, aunque en realidad no se cumpla esta premisa sino que esa ubicación le costó el desembolso de varios miles de dólares aportados para “los jefes” de su agrupación política.

El número uno también tiene otro factor a favor del candidato, ya que es más conocido y más fácil de escribir para los electores, lo que significará una mejor posibilidad de conseguir los votos preferenciales durante el proceso electoral.

Pero, el principal problema de esta guerra partidaria no es la lucha por conseguir un cupo o un mejor puesto en la lista de candidatos sino que en este proceso de promoción de personajes aparece una “sarta” de sinvergüenzas, desconocidos y hasta delincuentes, quienes pugnan por conseguir -a cualquier precio- su inclusión como candidatos.

Esta inclusión les permitirá luchar por una curul del Parlamento con la finalidad de llenarse los bolsillos, sin importarles el pueblo que votó por ellos, ya que simplemente lanzarán promesas y mentiras que nunca cumplirán.

La inmunidad es otro objetivo que buscan estos “sinvergüenzas y delincuentes” que pretenden una curul, ya que al salir electos, sus problemas con la justicia quedan estancados y al adquirir el poder congresal tienen la posibilidad de “mover sus fichas” a su favor y -en el mejor de los casos- limpiar sus culpas y zafarse del brazo de la ley.

Estas razones generan, entonces, una disputa a muerte en el interior de cada partido, principalmente en aquellos cuyos candidatos presidenciales ocupan los primeros lugares de las preferencias electorales.

Claro, que también hay otras agrupaciones políticas que buscan -incluso rogando- algunas personalidades para que acepten ser sus candidatos.


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